martes, 22 de febrero de 2011

Soledades

Miro el mar, desde lejos, paladeando su sal etérea.

Hoy he sentido la punzada del amor por primera vez desde que te fuiste. Agujas, dolor, placer. Cada sentimiento que invade mi espíritu me cambia de una u otra forma, haciéndome a veces mejor, a veces peor, a veces como tú. Lágrimas.

Doy la espalda al mar, emprendiendo el camino al hogar. Tú sigues en mi mente, pero con otro rostro, el rostro de una persona nueva y mejor, tal vez. ¿Podrás haber cambiado tanto que seas alguien diferente y me vuelvas a enamorar? Lo deseo, pero me da miedo.

Una rana se cruza en mi camino. Me observa y da un saltito alejándose de mí.

Dolor.

Del blog "El bardo etéreo".

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